Una de las historias populares más macabras entre las creadas en el siglo XX es la que hace referencia a un conductor que en el último momento decide no recoger a un viajante. Generalmente el narrador comienza diciendo:
-"¿Te conté lo que le ocurrió a mi amigo? Bueno, de hecho fue a su primo..."
Y continúa así:
Un automovilista va conduciendo por una carretera, cuando ve a un hombre joven con el pulgar levantado. Al disminuir la velocidad para recogerlo, queda consternado al ver que detrás de los arbustos o árboles de la carretera asoman dos o tres compañeros suyos.
Considerando quizá que están abusando de su generosidad, o tal vez alarmado ante la posibilidad de que se trate de una banda de ladrones, el conductor decide en el último momento no recogerlos. Los viajantes se encuentran ya bastante cerca del coche, pero el conductor pisa el acelerador a fondo y se aleja tan rápido como puede. Los viajantes parecen enojados... Gritan y chillan mientras el automovilista se aleja. Feliz de haber logrado escapar a tiempo, el conductor sigue su camino unos kilómetros sin detenerse. Después, al comprobar que el indicador de la gasolina se acerca al cero, se para en una estación de servicio.
Acto seguido, observa que el operario de la estación de servicio, lívido como la cera, se aparta horrorizado del coche. El conductor baja para ver qué es lo que pasa, y queda paralizado de horror ante lo que ven sus ojos.
Atrapados en una de las manijas de la puerta hay cuatro dedos humanos.
Bruno Amadio, popularmente conocido como Bragolin, es un pintor español de fama algo extraña. Nacido en Sevilla, es el supuesto creador de una serie de dibujos conocidos como los Niños Llorones. Según la leyenda, este pintor, frustrado por su nula fama como artista, habría hecho un pacto con el Diablo para que sus pinturas fueran bien recibidas por la sociedad.
Después de eso, realizó una serie de trabajos en los que destacaba la presencia de niños llorando. Uno de esos cuadros fue realizado a un niño que vivía en un orfanato.
Más tarde, el orfanato se incendió con el niño adentro, y desde entonces se ha dicho que ese cuadro en especial adquirió el espíritu del niño.Este fue el cuadro del que mas copias se reprodujeron en España y se distribuyeron al mundo.
En los 50 se dieron muchos casos de hogares incendiados donde se encontraba una reproducción de dicho cuadro, quemándose todo, incluido cadáveres, y lo curioso de todo esto es que el cuadro permanecía colgado en la pared sin un solo rasguño. Los que investigaron el caso no hallaron una explicación a este fenómeno, solo lo llamaron La maldición del niño llorón.
Según como se observe el cuadro se puede ver el rostro de un demonio en el, para ello hay que darle la vuelta 90º en sentido de las agujas del reloj.
Se dice que al ver el cuadro, uno siente como el niño de ojos llorosos y mirada tierna te sigue con la mirada, se siente un ambiente que te pone los pelos de punta. Mucha gente posee este cuadro, pero dice que solo ataca a aquellos que descubren que el cuadro esta encantado, en la noche se escuchan lamentos lejanos, el niño sale del cuadro sube a tu habitación y te quita la vida, si es que no mueres antes de la impresión al ver su rostro endemoniado. Luego incendia la casa con todos adentro y borra así la evidencia de su crimen.
Bruno Amadio, popularmente conocido como Bragolin, es un pintor español de fama algo extraña. Nacido en Sevilla, es el supuesto creador de una serie de dibujos conocidos como los Niños Llorones. Según la leyenda, este pintor, frustrado por su nula fama como artista, habría hecho un pacto con el Diablo para que sus pinturas fueran bien recibidas por la sociedad.
Después de eso, realizó una serie de trabajos en los que destacaba la presencia de niños llorando. Uno de esos cuadros fue realizado a un niño que vivía en un orfanato.
Más tarde, el orfanato se incendió con el niño adentro, y desde entonces se ha dicho que ese cuadro en especial adquirió el espíritu del niño.Este fue el cuadro del que mas copias se reprodujeron en España y se distribuyeron al mundo.
En los 50 se dieron muchos casos de hogares incendiados donde se encontraba una reproducción de dicho cuadro, quemándose todo, incluido cadáveres, y lo curioso de todo esto es que el cuadro permanecía colgado en la pared sin un solo rasguño. Los que investigaron el caso no hallaron una explicación a este fenómeno, solo lo llamaron La maldición del niño llorón.
Según como se observe el cuadro se puede ver el rostro de un demonio en el, para ello hay que darle la vuelta 90º en sentido de las agujas del reloj.
Se dice que al ver el cuadro, uno siente como el niño de ojos llorosos y mirada tierna te sigue con la mirada, se siente un ambiente que te pone los pelos de punta. Mucha gente posee este cuadro, pero dice que solo ataca a aquellos que descubren que el cuadro esta encantado, en la noche se escuchan lamentos lejanos, el niño sale del cuadro sube a tu habitación y te quita la vida, si es que no mueres antes de la impresión al ver su rostro endemoniado. Luego incendia la casa con todos adentro y borra así la evidencia de su crimen.
Yo vivo en una residencia de estudiantes y las habitaciones no es que tengan muchos muebles: dos camas, dos armarios y una mesa con dos sillas. Como podreis comprobar no vivo solo; comparto mi habitación con mi amigo Sergio. Pues debido a esa escasez de muebles y de la amplitud de la habitacion, un día que volvíamos de la biblioteca, vimos en un contenedor una mecedora vieja que estaba chulisima y la pillamos. Estuvimos meciéndonos en la calle y decidimos subirla a la habitacion. No fue nada facil hacerlo y sortear al bedel, que un tio tope brasas. Pero con mucho arte lo conseguimos y dejamos la mecedora en una esquina de la habitacion y fue acumulando ropa encima de ella.
Una semana después, una noche que estaba estudiando, me parecio ver que la mecedora se movia, era imposible, al principio pense que seria una corriente de aire o algo, y me levante a cerrar las ventanas, pero las ventanas ya estaban cerradas. Pense: 'seran imaginaciones mias', y me volvi a sentar en la mesa, pero por el rabillo del ojo no podia dejar de mirar la mecedora.Cuando me olvide del incidente, oi un ruido y me gire. Las cazadoras que estaban en el respaldo de la mecedora habian caido al suelo. Me levanté a recogerlas y vi, esta vez muy claramente, que la mecedora se movía, y no era por la inercia de haberse caído las chupas. Se movía muy despacio, como si alguien se estuviese meciendo. Bajé corriendo a la sala de TV a avisar a Sergio. Subio conmigo mientras repetía que serían cosas mias, y cuando abrimos la puerta vimos la mecedora tirada en el suelo, de lado, y todas las ropas desperdigadas por la habitacion. Sergio dijo que vale, que muy buena la broma pero que no se creia nada. Levante la mecedora y volvio a poner la ropa encima. Y nos fuimos a la cama. Yo no podía quitar ojo a la mecedora pero finalmente me dormí. De pronto me desperto un ruido, como un roce de algo con algo, y encendi la luz, Sergio se desperto. 'Tío apaga la luz', dijo.' ¿No oyes un ruido?', le dije nervioso. 'No, solo te oigo a ti dando la brasa', grito.
Finalmente escucho el ruido. Era como un roce. Buscamos de donde venia y vimos el llavero metalico que colgaba de la llave de la cerradura balanceandose y pegando con la puerta de madera. Estabamos cagados de miedo mirandolo y de pronto empezo a dar vueltas como loco, en círculo, como cuando das vueltas a una cadena alrededor de un dedo, pero lo hacia solo y alrededor de la llave que estaba encajada en la cerradura. Sergio se cabreo. Que ya valia, que muy buena la bromita; y yo: 'tio, que no soy yo'. Y de repente empezo a cerrarse con dos vueltas la cerradura. Clack, clack. Clack, clack... Sergio dijo 'Vale, ya se, estan cerrando con otra llave por fuera', y se giro como diciendo 'aqui ya esta todo arreglado', pero me empujo para que me girase. La mecedora estaba moviendose suavemente. Estabamos que se nos salía el corazon por la boca. El ruido de la llave paro y el llavero se dejo de mover, pero la mecedora se empezo a agitar de forma violenta..., mas y mas, mas y mas..., hasta que se volcó. Sergio abrio la puerta y salimos al pasillo.
Decidimos no contarlo. Despues de un rato deambulando por ahi volvimos a la habitacion, cogimos la mecedora y la bajamos al patio. Al dia siguiente el bedel pregunto en el comedor que quien había metido una mecedora en el patio, que ya estaba harto de chorradas y que el proximo que armase alguna se la iba a ganar. Cuando despues de desayunar nos ibamos para clase vimos al dire de la resi ojeando la mecedora. No sé si la habra cogido
Esta es una historia que sucede en mi ciudad. Le sucedió a mi tío, que trabaja de taxista.
Un día salió a hacer turno nocturno, ya que en fin de semana y quincena (día de pago), las salidas de las discotecas son muy congestionadas.
Era una noche fría y de lluvia.
Mi tío vio a lo lejos una chica en un esquina. Ésta detuvo el taxi, le entregó un papel al taxista con una dirección escrita, que estaba al otro lado de la ciudad.
Mi tío la llevó, pero sentía un ambiente frío durante el camino, la chica tenia una mirada de tristeza y dolor.
Ésta pagó el taxi y entró a su casa.
Mi tío fue a su casa y al día siguiente debía ir a comprar al mercado con mi tía.
Al montarse al auto vieron que había un bufanda en el asiento trasero del auto.
Mi tío le dijo a mi tía que tal vez era de la chica del día anterior, así que fue a la casa de ésta a devolverle la bufanda. Cuando tocó la puerta salió una mujer anciana. Mi tío preguntó por la chica que vivía ahí.
La mujer desconcertada le dijo que no vivía ninguna chica ahí, que si la podía describir.
Éste la describió y ante cada palabra de mi tío la mujer ponía más cara de desconcierto y miedo.
Invitó a mi tío a entrar. Lo primero que mi tío vio en la sala de esa casa era la foto de la chica de la noche anterior.
-Señora disculpe, yo le hablo de ella, y mire es la misma bufanda que vine a entregar.
Aquella era la noche más fría que se recordaba en la aldea.
Tan, tan fría que los caminos habían quedado enterrados bajo la nieve, y las casas estaban incomunicadas. Juan estaba echándole leña a la caldera cuando llamaron a su puerta.
Cuando abrió, se encontró a un hombre cubierto de nieve, el hombre temblaba tanto que casi no podía andar. Después de traerle unas mantas al hombre, Juan buscando un tema para hablar dijo: -Conoce usted la leyenda de "El que espera en la nieve?" -... -Vaya, veo que el frió le arrebató las palabras. -... -Bien, ya que parece decidido a callar se la contare: ´´Hace mucho tiempo, en una noche fría como esta, una mujer quedó atrapada en su casa con su marido por culpa de la nieve. Las provisiones se acababan, así que el hombre decidió salir a buscar alimentos, arriesgando su vida a merced de la gélida noche.
Nunca volvió. Desde aquella dicen que el hombre vaga en las noches heladas como esta, atormentado por abandonar su hogar´´. Cuando Juan acabó de hablar, noto que el hombre estaba a mirar hacia al fuego y no dijo nada. Después de una improvisada cena, dejo que el hombre durmiera en su cama, mientras él anfitrión dormía al lado de la caldera.
Cuando Juan despertó, no encontró ni rastro del extraño hombre. Al abrir la puerta encontró un muñeco de nieve casi derretido con el mismo sombrero que llevaba su huésped. Parecía que el hombre de la leyenda por fin había encontrado un hogar caliente en el que pasar la noche
El viernes 10 de Octubre de 1986, alrededor de las 12 del mediodía, la ciudad de San Salvador, capital de la República de El Salvador, fue arrasada por un violento terremoto que destruyó gran parte de las edificaciones y produjo unas mil quinientas víctimas y muy cuantiosos daños materiales. Entre los numerosos muertos se hallaban las alumnas de la escuela Santa Catalina, en donde fallecieron aplastadas por los escombros unas cuarenta niñas y un niño. Grande fue el dolor que la población sufrió al enterrarlos. Se inició la lenta reconstrucción de la ciudad, con la esperanza de que el terremoto quedase pronto en el olvido.
Pocos meses después, llegó a la ciudad de San Salvador un circo. Todos creyeron que se trataba de una bendición del cielo, ya que traería un poco de solaz y borraría, al menos en lo inmediato, tantos ingratos recuerdos que había dejado el siniestro. Los artistas fueron alojados en un hotel a medio derruir, y en la plaza mayor se anunció que el ansiado espectáculo pronto estaría al alcance de todos.
N
No hubo persona que quisiera perderse el encanto del circo. Las funciones tenían lugar al aire libre, en medio de los edificios aún en proceso de reconstrucción. Noche tras noche los artistas se entregaban a regalar diversión al público, cuando alguien notó que en la ventana de un primer piso un niño reía, fuertemente divertido por los acontecimientos de la función. Como la algarabía era general, a nadie le extrañó mucho que una cosa tan común sucediera, aunque algunos se preguntaron por qué el niño no se unía al resto del público y prefería observar los números desde esa distancia, en la ventana de un edificio que había sido afectado por el terremoto. Las funciones continuaron y nadie pareció preocuparse demasiado por el asunto.
Sucedió que una noche, cuando el circo daba una de sus últimas funciones, el los rumores sobre la presencia del niño aumentaron a tal punto que la curiosidad de la gente demandó que unos vecino se acercaran a la ventana para preguntar al chiquilín por qué no se unía a ellos en la fiesta. Grande fue la sorpresa cuando se constató que el niño había desaparecido y ningún rastro se halló de él, ni dentro ni fuera del edificio, y no se pudo dar con padres ni parientes. Nadie afirmó conocer al niño, aunque desde la distancia desde la que se lo veía se hacía imposible distinguir claramente sus rasgos. Subyugados por el misterio, los habitantes de San Salvador se dispusieron, la noche siguiente, a observar con detenimiento la última función del circo.
Los artistas estaban ya finalizando la última de las escenas, cuando alguien escuchó, en medio de la risa y la jarana generales, un aplauso divertido que provenía de la ventana en la que el misterioso niño había aparecido días atrás. Y allí estaba él, cuando todos voltearon para verle: dichoso, disfrutando de la velada, agitando sus manos. De inmediato se inició su busca; cuando llegaron hasta la ventana del primer piso, las personas que habían acudido presurosas no encontraron a nadie.
Entonces alguien lo recordó: entre los más de mil quinientos muertos que se contabilizaron a causa del terremoto en la ciudad de San Salvador, figuraban las cuarenta alumnas de la escuela Santa Catalina, y un niño. ¿Puede haber sido su espíritu el que se negaba a partir violentamente de su querida ciudad? El risueño niño no ha vuelto a aparecer, y quizás no lo sepamos nunca
Una tarde de otoño, hace muchos años, una joven mujer decide salir a pasear por el Parque Rivera. A pesar de un viento frío y cortante que hacía gemir a los árboles y sumía al parque en la más absoluta soledad, la chica decide salir y llevar consigo a su bebé, que había tenido en condición de soltera.
Estando en vísperas de su boda la joven se aventura en el parque, por entonces más agreste que ahora y mostrando los resultados de recientes lluvias. Se la ve bordear el lago junto a su niño, mientras el viento arrecia con fuerza, desapareciendo de la vista. La futura novia, sin embargo, no regresará por ese sendero.
Al día siguiente encuentran su cuerpo inerte en el lago del parque, sin rastros del paradero del pequeño. Cuenta la historia que desde entonces, en las noches brumosas y tristes del otoño, puede verse a una joven vestida de novia en los alrededores del lago. Camina sola y llora desconsoladamente, mientras clama por un bebé que perdió hace mucho tiempo
Esta leyenda circuló en el verano de 1990 en Barcelona (España) y dio mucho que hablar durante cierto tiempo, llegando a tener tanta repercusión que incluso algunos medios de comunicación se hicieron eco de aquel extraño suceso. La historia hace referencia a un extraño animal volador, observado por decenas de testigos en los cielos de esa ciudad, emitiendo unos terribles graznidos.
Se hablaba de un ave enorme, de unos tres a cinco metros de envergadura, de color oscuro y parecido a un buitre. Los avistamientos surgían por la madrugada. Hubo un testigo que aseguró que el ave había dejado caer excrementos sobre el parabrisas de su coche.
El misterio se alargó durante más de un mes. La misma policía intervino debido a las denuncias hechas por los ciudadanos. Luego, el ave misteriosa nunca más apareció ni lo hace ahora. Tampoco se ha vuelto a saber nada. Tal como se originó de la nada, se desvaneció en el más absoluto misterio.
Sin embargo, quedan los testigos con nombre y apellidos. Solo hace falta echar un vistazo a los periódicos de aquellas fechas para encontrar testimonios de personas que daban como cierto su absurdo encuentro con aquel extraño y monstruoso pájaro
Erase una vez un espantapájaros muy solitario, trabajaba en un campo de trigo, todos los días miraba hacia el cielo y veía a los cuervos con su plumaje morado volar por los cielos, pero ellos nunca se le acercaban, incluso él trataba de darles comida pero ellos se rehusaban por miedo, y él no entendía porque.
Una noche, desde el cielo cayó un cuervo a los pies del espantapájaros, estaba hambriento y era ciego; el espantapájaros lo recogió y decidió cuidarlo.
Luego de unos días el cuervo ciego mejoró y antes de irse el espantapájaros le preguntó porque los pájaros y los espantapájaros no podían ser amigos a lo que el cuervo respondió que era porque los espantapájaros eran criaturas malas cuyo trabajo consistía en asustar a los pájaros.
El espantapájaros se sinceró con el cuervo y le dijo lo que él era y el cuervo huyó al saberlo, dejándolo solo nuevamente; entonces triste y solo fue donde el granjero que era su amo y le pidió que le cambiara de oficio para poder tener amigos, el amo aterrorizado corrió a contarle a sus vecinos que su espantapájaros había cobrado vida y que esto solo podía ser obra del diablo.
Entonces toda la gente del pueblo se fue a buscarlo, el espantapájaros corría, y se encerró en un viejo molino donde le dieron alcance. El cuervo ciego supo lo que ocurría y les contó a los demás cuervos lo que el espantapájaros había hecho por él, ellos se conmovieron y quisieron ayudarlo, pero ya era tarde, porque los aldeanos habían quemado el molino con el espantapájaros adentro.
Al amanecer, los cuervos, que habían permanecido allí vieron como se alzaban las cenizas hacia el cielo, y volaron junto con ellas esparciéndolas, y de esta manera el espantapájaros nunca volvió a estar solo y en recuerdo a su muerte, los cuervos decidieron vestir de luto y es por ello que hoy los cuervos son negros
Cuenta una vieja leyenda urbana la existencia de un espíritu violento, al que años de apariciones lo han bautizado como "The Tortured (El Torturador)", y según dicen, se trata del espíritu de un asesino que, atrapado en los tiempos de los reyes católicos, fue quemado vivo en la hoguera por la mismísima inquisición tras varios días de intensa tortura, prometiendo venganza contra todos aquellos que profesaran la religión católica.
Todo signo religioso cristiano, especialmente imágenes o figuras de Jesús, es susceptible de atraer la atención de este peligroso ente hasta tu misma casa, donde permanecerá por el periodo de un mes, ni un día mas, ni un menos.
La indicación de que el torturado ha entrado en tu casa es que los símbolos religiosos como cruces o imágenes de santos temblaran de forma extraña como si hubiera un pequeño terremoto, pero el resto de la casa apenas se moverá. hay que tener claro que el torturado no es un espíritu amistoso, y de ninguna manera se debe retarle a manifestarse o provocarle, lo mejor que puede hacerse es ignorarlo hasta que se marche, aunque eso no siempre es fácil.
Durante el mes completo que el torturado pasara recorriendo tus pasillos notaras un frió extraño cada vez que entres o salgas de una habitación, y sentirás como una presencia agobiante te vigila sin descanso. Por la noche, cuando estés acostado oirás en ocasiones campanas similares a las de las de una iglesia, y no podrás dormir aunque estés muy cansado, con lo que la situación empeorará cada vez más.
Nunca, bajo ningún concepto se te ocurra recurrir a la ouija para contactar con este espíritu, o puedes salir muy malparado, ya que el torturado es un asesino, y no dudara en matarte si intentas invocarle. Tras aguantar como puedas durante esos días interminables el torturado se irá, pero no sin antes presentarte sus respetos.
La ultima noche que el espíritu pase en tu casa te sumirás en un profundo sueño, un sueño que poco a poco derivara en una espantosa pesadilla de la que despertaras de golpe, encontrándote frente al torvo rostro calcinado del psicópata, para después caer en un profundo sueño y despertar a la mañana siguiente con varios símbolos religiosos rotos, pero libre de la presencia del espectro.
La historia empieza en la época de 1923, a 30 kilómetros al suroeste de la ciudad de Bogotá: justo en aquel lugar son construidos los cimientos de una casa que traería tragedia más que felicidad. Carlos Arturo Tapias era el encargado de esta construcción, como símbolo de felicidad y elegancia de los ciudadanos de élite de 1920. Se ubicó justo en el borde del Salto de Tequendama, una caída de 156 metros. Para 1927, la edificación, con arquitectura francesa, estaba terminada. Era una hermosa casona, la cual hacía contraste con su paisaje, donde pasaba el Río Bogotá, más al fondo una cascada y un monte a su alrededor. La muy hermosa casona se convirtió en el lugar en que la élite colombiana (presidentes, alcaldes, generales, etc.) se hospedaba y disfrutaba de lujosas fiestas. Pero detrás de todo esto encontramos terribles historias, antes y después de su construcción.
Durante la época precolombina, una tribu, de la cual desconocemos el nombre, realizaba sacrificios en aquel lugar, lanzando a sus sacrificantes al abismo en nombre de los dioses. Así, supuestamente, no se rompería el mundo en dos como ellos creían. No obstante, y a pesar de que el método era muy efectivo, a veces desmembraban al sacrificante en público y lanzaban sus tripas al aire, para que los dioses estuviesen felices, y el cuerpo al abismo, para que vaya al infierno. Todo esto terminó cuando las tribus fueron conquistadas, pero las torturas no acababan. A los rebeldes los llevaban a dicho lugar y los torturaban. Sí se oponían, eran obligados a lanzarse en una caída mortal.
Ahora, si creen que la construcción de 1923 por Carlos Arturo Tapias terminó con esto, están equivocados. Siendo una de las construcciones más bellas y conocidas por las figuras que se hospedaban en sus cuartos, mucha gente iba a conocer la casona, de entre las cuales había quienes acudían por su ideal geografía para un suicidio. En efecto, muchas vidas se perdieron voluntariamente desde este edificio, en una caída de seis segundos que prometía una muerte segura.
La historia de los suicidios empieza mucho antes, pero en 1941 se dio fin a estos. El destacado caso del suicidio del taxista Eduardo Umaña, quien vino de la ciudad de Neiva para acabar con su vida, puso fin a la “época dorada del suicidio”, como dicen muchos, pues en 1941, luego de 9 días de búsqueda, pudieron recuperar su cadáver. Además, luego del primer intento (y digo primer intento, pues los anteriores fallaron), Jorge Bejarano, fiel amigo del taxista, intentó tirarse en seis ocasiones, pero sus compañeros lo evitaron. Se dice que tenía un pacto suicida con Umaña: ambos se matarían con un día de diferencia. Los compañeros, luego de una ardua búsqueda en El Lago de los Muertos (adonde llegaban los suicidas y luego desaparecían), al segundo intento, localizaron el cadáver de su compañero, pero la asfixia causada por el remolino formado por la cascada imposibilitaba la recolección del muerto.
“Una absoluta soledad, poblada solo por el ruido tormentoso de agua despeñada y por el permanente olor a cadáver en su putrefacción”, era la descripción que brindaba un diario. Hay muchos casos que destacar, como el de José Suarez y su suicidio público, o del extraño hombre que leyó un libro a la Virgen María. Si quieren, pueden buscar.
También, existía un lugar llamado “La piedra del suicida”, de donde se tiraban los suicidas, así como que, otra versiónm cuenta que desde allín eran despeñadas las víctimas de ciertos asesinos. Según se ve en la piedra, antes había dos letreros que decían: “Tus problemas tienen solución”, y también: “El señor Jesucristo te dice: yo soy el camino, la verdad y la vida”. El segundo letrero era un cartel para rendir honor a un suicida. Se dice que si te paras en la piedra, puedes sentir el hediondo olor a muerte y dolor, que te puedes marear y caer...
Aunque, al parecer, en 1941 se puso fin a los suicidios, esto no es del todo cierto. Si bien los suicidas se sentían desalentados sabiendo que sus cuerpos podían ser encontrados, muchos de entre ellos seguían tirándose desde “La piedra del suicida”.
Algunos pocos aventureros afirman que, al entrar en la casona, ven por el rabillo del ojo siluetas moverse a su alrededor, y algunas tirándose al abismo, escuchan lamentos de agonía, llenos de confesiones de pecados que cometieron cuando se encontraban vivos. Desde entonces se decía que la casona, como el Salto de Tequendama, estaba maldita por alguna clase de hechizo de la tribu que vivió allí.
En los siguientes años, el lugar se empezó a deteriorar con la humedad, pues había sido abandonado hace varios años, y aunque se planeó una reconstrucción en 1950, nunca se llevó a cabo por los horrores que sufrían los trabajadores, afirmando que los suicidas muertos los incitaban a tirarse desde el Salto. El lugar se volvió más siniestro y se reportaron suicidios, pero con menor frecuencia. La Casona poco a poco se convertía en un cementerio, pues se ponían piedras con los nombres de los suicidas. Según varios pobladores de la zona, en ese lugar las siluetas siguen apareciendo, y algunos las identifican con los suicidas de épocas posteriores.
En fin, las historias del lugar son demasiadas para contarlas, y algunas realmente perturbadoras para la mente humana, alimentando las leyendas y fantasías de la Colombia actual, principalmente por ser un lugar tan siniestro, con un aura de misterio y con ambiente silencioso, tan solitario y desolado, que se dice que se pueden ver caras humanas en lamento, y una extensa neblina que consume todo en la casona. Las siluetas misteriosas son ya muy conocidas, principalmente por adoptar todo tipo de formas, algunas incluso más perturbadoras que otras…
En 1990 la casona fue abandonada definitivamente, principalmente por la contaminación del río, y estuvo así por más de dos décadas. El lugar perdió mucha fama y fue cayendo en el olvido, condenado a pudrirse con el paso del tiempo. Pero en 2012, El Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia y la Fundación Granja Ecológica el Porvenir se encargaron de renovar el edificio y convertirlo en un museo. Finalmente, abrió sus puertas en agosto del 2012, con una exhibición de cavernas.
No obstante, las leyendas siguen circulando por el lugar, que no ha perdido el ambiente siniestro de tantos años de tragedias. Se cree que nunca se podrá saber la verdad del misterio que oculta bajo sus paredes.
Allá, por aquellos lejanos años de 1780, llegó a la ciudad de San Luis Potosí un sacerdote, que tal vez enterado de lo benigno del clima, de la bondad de la gente, del auge de sus minas y de tanto y tanto como se decía de aquí, porque esta tierra -desde su fundación allá cuando Fray Diego de la Magdalena la bautizó con el nombre de San Luis, en memoria de su muy amado Rey de Francia-, había gozado y goza de buena fama y señalado prestigio como una ciudad de grandes posibilidades, de cuantiosos bienes, en sus minerales, y sobre todo de la piedad y cristianas maneras de su gente; en verdad, esta fama ha sido conquistada sin esfuerzo, sin prisa, sin desearlo si quiera.
Al clérigo le fue fácil encontrar colocación como maestro en uno de los mejores colegios de aquel entonces, y aunque se le proporcionaba la manera de vivir en el mismo, y de hecho aceptó a vivir ahí, aún así alquiló una casa en uno de los barrios más desolados de la Ciudad, como era el de la Alfalfa.
Un buen día dejó el colegio donde impartía latín entre otras materias, salió con rumbo desconocido y regresó tiempo después para ser asesinado, se dice que por sus mismos acompañantes, dos mozos que él mismo había invitado a su recorrido. Sucedió de la siguiente manera, aunque podríamos contar tres o cuatro formas de cómo ocurrieron los hechos.
Al efectuar el sacerdote su recorrido por los pueblos cercanos, reunió algún dinero que traía consigo, destinado en parte a comprarse algunas cosas que necesitaba y, la otra parte, a socorrer a los pobres más indigentes; casi todos sus honorarios los gastaba en ellos.
Luego de su arribo a la ciudad, se dirigió a su casa, situada en el antiguo callejón de la Alfalfa. Una vez instalado ahí, dejó que sus ayudantes cumplieran con su obligación: desensillar los caballos, desaparejar las mulas y llevar los animales al pesebre. Los dos mozalbetes ejecutaron sus labores con toda calma y después fueron a tomar sus alimentos. Mientras tanto, el sacerdote, que ya estaba muy cansado, prefirió ir directamente a la cama, no sin antes rezar sus oraciones.
Entraba la noche. En aquella época no había luz eléctrica, sino unos cuantos faroles con mechones de brea y trementina, muy distantes unos de otros; tampoco había clubs nocturnos ni cines ni teatros, solamente una que otra tertulia ocasional, algún sarao en una zona determinada. Pero a ninguna de estas partes irían los jóvenes acompañantes del Padre, pues eran menores de edad, frisaban entre los dieciséis y dieciocho años, gente humilde e ignorante. Así que regresaron a la casa.
Gran sorpresa, espanto, terror y rabia, sintieron cuando al llegar vieron al padre tendido en medio del cuarto, bañado en sangre, muerto. Salieron rápidamente, pidieron auxilio gritando como locos. La gente se reunió, y alguno de los que acudieron tuvo el acierto de ir a dar parte a la autoridad, siendo la más cercana la que se encontraba en el Hospital, que era militar; de este lugar salieron médicos, enfermos, y soldados, y todos se dieron cuenta que por desgracia era verdad lo que decían los muchachos: el padre había sido cruelmente asesinado.
Las autoridades se avocaron desde luego al esclarecimiento de aquel hecho, buscaron y rebuscaron en todos los alrededores de la ciudad y en los contornos de la región; se detuvieron algunos sospechosos, pero todos fueron liberados. Los muchachos acompañantes del padre ayudaron a la búsqueda de los asesinos, pero no hubo éxito.
Los ayudantes del padre eran compadecidos por mucha gente y hasta por las autoridades, quienes, en tanto conseguían trabajo, les ayudaron en su sostenimiento.
Un miembro de la autoridad jurídica, quien siempre sospechó de los dos muchachos, pidió que se les internara en el Hospital Militar en calidad de presos. Ordenó luego que se pusieran en cuartos separados e incomunicados, sujetándolos a intensos interrogatorios. Por fin, logró que se culparan mutuamente y uno de ellos dijo que su primo, que era el más grande de los dos, era el que había asesinado al padre y que ambos ocultaron el producto del robo que consistía en unas cuantas monedas. Las autoridades y los reos se trasladaron al sitio de los hechos, donde fueron encontradas las monedas así como el cuerpo del delito, que fue un puñal.
Aseguraban los jóvenes que no fue el robo el móvil del crimen, sino vengarse por el maltrato que les daba el sacerdote. Tras de seguir con el proceso, fueron sentenciados a la horca y a cortarles las manos.
El juicio, interrumpido varias veces por los recursos a los que apelaron los defensores, duró cinco años; al término se confirmó la sentencia de muerte y el de cortar a los cuerpos las manos, para exhibirlas en el lugar del crimen.
Las manos criminales se colgaron del muro exterior de la sombría casa del callejón, solitario y triste por el día, y fúnebre y tenebroso por la noche; desde entonces se le llamó el Callejón de las Manitas. Cuando la gente tenía que pasar por este callejón, empezaba a rezar y no cesaba de hacerlo hasta que salía de él.
Por fin, alguien descolgó las manos de aquel sitio, pero pasados unos días volvían a estar colgadas. Así fue en forma sucesiva durante mucho tiempo; hasta se reformó el barrio y el callejón fue atravesado por una calle ancha.
Sin embargo, en ese mismo lugar donde estuvo la casa lúgubre, en algunas noches del mes de noviembre todavía se ven flotar en el espacio unas manos esqueléticas que buscan acomodo en un sitio. También se aparece un sacerdote menudito, esmirriado, de sotana rabona, que cruza la calle y se pierde al voltear la esquina
En Ibarra-Ecuador en el año de 1980 donde era muy típico de los niños salir al parque a jugar y pasarla entre amigos había un grupo de tres amigas llamadas Samanta, Jessica y Abby de 8 años de edad.
Pero de las tres amigas la que era más reconocida fue Abby, ya que además de ser una niña muy bonita de un hermoso cabello largo y de color negro, de unos ojos cafés oscuros, tan oscuros como las noches que caían en Ibarra y sobre todo su actitud, era la más tierna del mundo, ayudaba a la mayoría de las personas del vecindario que necesitaban ayuda en cargar las compras, cruzar la calle, etc…
Era un año calmado y tranquilo; hasta que un día reunidas Samanta, Jessica y Abby decidieron probar un nuevo juego que consistía en llegar más alto en el columpio así que decidieron jugar y ver lo que pasaba.
Cuando estaban a punto de empezar el juego la madre de Abby la llamó para presentarle a una nueva familia que se mudó a la casa de alado, ella un poco tímida conoció a la nueva familia, conoció a Sandra la madre, a Luis el padre y a su hija Virginia, Abby notó que Virginia era un poco tímida y extraña. Decidió llevarla al parque para que conozca a sus amigas, pero Virginia no quería, era tímida, algo ocultaba… se notaba en su mirada.
Abby presentó a Virginia a sus dos amigas Jessica y Samanta, pero a pesar de eso se quedó callada sin decir palabra alguna. Mientras Abby jugaba con Samanta y Jessica podía observar como Virginia se sentaba frente a un árbol con su mirada perdida hacia él, para los demás chicos del parque Virginia les parecía extraña que ya no salían muy a menudo a jugar por miedo de toparse con ella
Una tarde Abby invito a Virginia a su casa para jugar a las muñecas, y ella muy amablemente aceptó la invitación. Jugaron un largo rato en completo silencio que se podía escuchar el latido de su corazón lo cual parecía algo escalofriante para Abby.
Sin más espera, Abby pregunto a Virginia: -¿Por qué eres tan callada con las demás personas y algo extraña para el resto de gente?-, Virginia alzo la mirada y la vio fijamente con sus ojos Negros como el mirar de un curvo y dijo algo que aterrorizaría a Abby -La persona que quiere contemplar frente a frente la gloria del miedo aquí en la tierra, debe contemplar esta gloria en la absoluta soledad.- Acabando de decir eso Virginia se levantó y se fue hacia su casa mientras que Abby se quedó pensando aquella frase que le dijo y Virginia desapareció de las fas de la tierra.
Un 20 de Noviembre Abby salió como en los viejos tiempos con sus amigas a terminar el juego que tenían pendiente jugar entre ellas, así que empezaron. Al estar en lo más alto, Abby observó a Virginia y de tal impresión se soltó del columpio que cayó de cabeza en el pavimento siendo una muerte inmediata. Jessica y Samanta sin saber que Abby ya estaba muerta repetían las mismas palabras una y otra vez “Abby, despierta juega conmigo”, al darse cuenta que no respondía decidieron no hacer nada eh ir a su casa como si nada hubiera pasado.
Al darse vuelta pudieron observar a Virginia viendo el cadáver de Abby en el suelo y con una enorme sonrisa en su rostro. Cuanta la leyenda que en el parque de Santo Domingo, puedes ir al juego de los columpios y subirte en uno de ellos dejando el de Abby vacío y repites las veces que sean necesarias “Abby, juega conmigo” se puede observar moverse el columpio poco a poco y en especial el 20 de Noviembre dice que se puede ver también a Virginia.
Esto le sucedió a una niña y a su hermano, la niña era muy inocente por lo cual tenia mucho miedo de las cosas paranormales, tanto así que si el hermano se atrevía a contarle una historia de terror sobre fantasmas, la niña no podía dormir por lo menos 1 noche.
El hermano para divertirse y para quitarle los miedos le contaba este tipo de historias muy seguido, casi siempre inventadas. Un día la niña vio a su hermano haciendo algo en su habitación (la de la niña), ella no sabia que estaba haciendo el allí, pero estaba decidida a averiguarlo, ya que tenia de que le estuviera robando sus chocolates.
Entonces espero sentada en la cocina hasta que su hermano saliera de allí, el momento en que este salio de la habitación , la niña espero 2 minutos y entro a investigar, cuando fue a revisa si sus chocolates seguían en su lugar, observo que si estaban, al menos la caja que ya no reviso dentro.
La noche de ese mismo día la niña antes de irse a dormir decidió compartir sus chocolates con su hermano por lo cual fue a buscar uno, cuando abrió la caja se asusto tanto que quedo paralizada por al menos 2 minutos ya que el hermano había dejado una tarántula dentro de esta y se había comido todo sus chocolates, luego de recuperarse del susto, salio de su habitación gritando y llorando, ¿porque hiciste esto?, ¿que te echo yo?, hermano ¿porque te comiste mis chocolates y dejastes ese bicho horrible dentro de la caja?, entro en la habitacion del hermano y noto que este estaba durmiendo, entonces le golpeo la cara y este se desperto de un salto, cuando la vio en ese estado no recordo lo de la tarantula, por lo cual le pregunto que habia sucedido, la niña le contesto, tu sabes bien que me ha sucedido ¿porque has hecho eso?.
En ese momento el hermano lo recordo y estallo de la risa, al terminar de reir le pidio perdon a su hermanita, pero esta no queria verlo a tal punto que cuando el se le acercaba ella levantaba un cuchillo y esperaba atenta al alcance para clavarselo justo en el pecho, el hermano de la niña se asusto tanto por esto que solo decidio pedirle perdon y retirarse a dormir nuevamente.
Esa noche la niñita no pudo dormir, durante el dia tenia que hacer demasiadas cosas, por lo cual tampoco durmio, en la noche, ella segua aterrorizada y no pudo dormir a tal punto que estaba super cansada pero cuando se iba a dormir se imaginaba lo peor, empezaba a recordar todas las historias que le conto el ehrmano y no lograba conciliar el sueño, a la mañana del dia siguiente los padres llegaron a la fiesta a la que habian asistido y la encontraron quieta con los ojos abiertos y palida tendida en su cama... La niña habia muerto traumatizada por su propia mente.
Luego de este acontecimiento cuenta el hermano que todas las noches sentia puntazos en el pecho como si le estuvieran clavando un cuchillo, pero lo relacionaba con alguna enfermedad o con simples puntadas, cuando le conto esto a los padres, estos lo llevaron a un hospital mas cercano para que revisaran su estado de salud, para saber que era eso que el sentia, el medico explico que el chico estaba en perfecto estado de salud y que no atribuia esa sensacion a algo fisico sino mas bien mental, por lo cual lo llevaron a un psicologo, quien al hablar con el chico se dio cuenta que este se sentia responsable por la muerte de su hermanita y probablemente se imaginaba a su hermanita clavandole un cuchillo con el que lo amenazaba, le explico varias formas de eliminar esa sensacion, el chico las aprendio una por una y en la noche las intento todas en vano ya que continuaba sintiendo el dolor, un dia arreglandose en el espejo vio a su hermanita detras de el con el cuchillo en la mano a punto de clavarselo en la espalda, la niñita estaba llorando y balbuceaba algo, rapidamente se dio vuelta y no habia nada, cuando volvio a ver el espejo la niñita ya le habia clavado el cuchillo, en ese momento sintioel dolor profundo del cuchillazo y cuando miro su espalda, esta estaba sangrando con una herida de mas de 10 cm, despues de esto el no se miro al espejo nunca mas, pero era inevitable cada vez que pasaba frente a un espejo en este estaba su hermanita clavandole el cuchillo en diferentes lugares del cuerpo, por lo cual decidieron tirar todos los espejos.
Finalmente un dia tendido en su cama el chico vio a su hermana en el reflejo de la ventana, sentada en su estomago, le dio tanto miedo que quedo paralizado y vio como la hermana lo mataba de un cuchillazo en el corazon, lo extraño es que esta vez no lo lastimo ni murio, ya que el estaba sufriendo y era lo que ella queria, ella o deseaba matarlo para que continuara atormentandola en el otro mundo. Desde ese dia el chico esta internado diciendo que su hermanita quiere hacerlo sufrir.
Segun parece la niñita ha aparecido en otros espejos, en espejos de hermanos o hermanas mayores que hacen sufrir a los pequeños y que les ha dado una leccion con us cuchillo, actualmente se han registrado 132 casos de chicos y chicas que estan en diferentes psiquiatricos diciendo que una niñita los apuñala cuando se ven al espejo.
El espiritu de la niña sigue buscando venganza protegiendo a los mas debiles por eso te recomiendo, antes de hacer sufrir a un pequeño recuerda esta historia y si en caso no la recuerdas pues bien, preparate para un sufrimiento de por vida y olvidate de tu reflejo